África, el gran continente, está lleno de lugares y destinos curiosos. Quizás no sean tan turísticos como otros, sin embargo merecen la pena conocerse para demostrar que, además de grandes tradiciones y una fuerza cultural arrolladora, África posee tesoros y joyas ocultas de enorme valor.
Uno de esos rincones es la desértica Ghat, una ciudad situada al suroeste de Libia, rozando ya la frontera con Argelia, puerta de entrada del Parque Nacional Tassili N’Ajjer. Ghat forma parte de esos típicos destinos que, tanto al llegar como al salir de él, no dejan de asombrarte.
Miles de años sobrevuelan Ghat, desde los cartagineses hasta los tiempos modernos, pasando por los romanos. Una ciudad que, vista desde la distancia, parece que se va a caer en cualquier momento. Cada calle, cada esquina de Ghat es una sorpresa tras otra.
Hoy sólo late la Ghat moderna. Allí es donde viven sus habitantes. La antigua está totalmente desocupada, y por su laberinto de callejuelas y casas de adobe y piedra sólo transitan los turistas. Es sin duda una de las ciudades más misteriosas y encantadoras del Sáhara.
Cuando cae la noche hace muchísimo frío. Por eso vale la pena abrigarse bien y ver cómo el atardecer va derramándose gota a gota sobre Ghat. Primero se desliza sobre las Montañas de Tassili N’Ajjer, llenas de pinturas rupestres, y más tarde va acariciando lentamente el universo de adobe de Ghat, hasta sumirla en un oscuro y frío silencio de hogueras y piedra.
Una de las mejores vistas que se pueden tener de Ghat es desde su fortaleza. Desde allí la antigua ciudad parece un lugar que acaba de ser bombardeado. Resulta impresionante e increíble comprobar el encanto de una ciudad medio desmoronada y que, precisa y curiosamente, ese sea su principal atractivo.
Foto Vía Viaje a África
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