Kjeragbolten, vértigo en los fiordos de Noruega

La diferencia entre la palabra vértigo y la cagalera total, con todo el perdón de la expresión, está escrita en la piedra del Kjeragbolten o Perno de Kjerag. Imaginaros lo que puede ser, observando la foto, esa piedra encajada en una grieta del pico Ryfylke, de más de mil metros de altura.

Sencillamente se trata de un bloque redondo de piedra, no tiene más. Pero claro, a más de mil metros de altura sobre el hermoso fiordo noruego de Lysefjord. ¿Creéis que alguien se atreve a subir hasta allí?. Pues sí, porque es uno de los destinos más turísticos de la zona.

Este fiordo y el Kjerag se halla a unos setenta kilómetros al este de Stavanger. Las guías de viaje nos recomiendan sólo subir si somos expertos senderistas y escaladores, y sobre todo no tener vértigo. De todas maneras, tan sólo hay que tener buena forma física, ya que la cosa no es tan fiera como la pintan.

Para subir se tardan unas dos horas y media, aunque seguro que necesitaremos más tiempo, sobre todo para ir parando y echando fotos del entorno. La ascensión es dura, por lo que es bueno ir haciendo pequeños descansos. Pero, claro, el espectáculo nos espera arriba, con la piedra redonda del Kjerag.

Vértigo es poco para lo que se siente allá arriba. Y eso que la piedra tiene una extensión de un metro cuadrado más o menos. Sin embargo, la impresión es, y vuelvan a perdonarme, acojonante. Cualquier mínimo paso en falso puede resultar letal, así que mucho ojo.

Os recomiendo llevar para la subida botas de montaña, agua y alimentos. En algunos puntos de la subida hay bastante desnivel, e incluso cadenas en las rocas para poder subir, ya que son auténticas paredes. Aunque tranquilos, las cadenas más bien son para ayudarnos a no resbalar, ya que el terreno suele ser resbaladizo al estar la mayor parte del año helado.

Al llegar a la cima aún hay un trecho de unos 45 minutos de caminata sobre suelo liso de piedra. Casi al final del monte, con las vistas del fiordo a nuestros pies, aparece ya la Kjeragbolten. La roca no está al ras del suelo, así que hay que saltar un poquito. Quizás sea el momento en el que se siente más vértigo, ya que hay que mirar hacia abajo para poner pie.

Sencillamente es un lugar impresionante, que te deja sin palabras. No sé que hago escribiendo más…

Foto Vía Foto Community

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