La Calle Baldwin, Nueva Zelanda, la calle más empinada del mundo

No es de extrañar que Nueva Zelanda sea protagonista de nuestros destinos curiosos de hoy. Tierra de magníficos paisajes y bellezas naturales de película, véase la trilogía del Señor de los Anillos entre otras, curiosamente no nos dejamos caer por ninguno de sus paisajes.

Nos hemos ido hasta Dunedin, ciudad de la isla sur, para visitar la Baldwin Street, la calle más empinada del mundo. La podéis encontrar en el suburbio de North East Valley, a poco más de tres kilómetros del centro de Dunedin.

Menos mal que, dentro de lo empinado, no es una calle demasiado larga. Bueno, tiene 350 metros de longitud, que en subida puede parecer muchísimo más. Me imagino la magnífica condición física de los habitantes de Dunedin, subiendo esta calle cuya inclinación máxima llega a los 19 grados.

¿Detalles curiosos de esta calle?. Pues bastantes… Fijaros que hasta llegar a la parte empinada el terreno está hecho del típico asfalto. Sin embargo, cuando la calle se empina el suelo se reviste de hormigón, para aumentar la adherencia y evitar que el asfalto se pueda deslizar hacia abajo si se derrite con el sol, tal es la inclinación de la calle.

El desnivel máximo de la Calle Baldwin es del 38 por ciento, lo que quiere decir que por cada 2,86 metros que caminamos ascendemos un metro. No nos extraña que los vecinos de las casas colindantes nos miren estupefactos cuando ven a cualquier turista intentar subir la calle a pie.

Tanto es así que, desde comienzos de la década de los 90, se celebra la Baldwin Street Gutbuster, una carrera de ida y vuelta desde el principio de la calle hasta el final. En la última edición participaron más de mil corredores, en su mayoría vecinos y atletas muy bien preparados.

Hablando de vecinos, ¿hay gente que vive en esta calle?. Pues sí, hay casas a ambos lados. No sé cómo lo harán para subir y bajar todos los días, pero a mí no me haría mucha gracia que me mandaran a bajar la basura al pie de la calle. Sin embargo, ellos están muy orgullosos y presumen de vivir en un lugar tan peculiar. No sé si pensará lo mismo el cartero del barrio…

Lo mejor de todo es que la calle no se hizo en su momento así de empinada adrede, sino que fue fruto de la negligencia de los encargados del diseño urbano de Dunedin. Me imagino que cuando la vieron, por tal de no subir hasta arriba, la dejaron como estaba. Yo hubiera hecho lo mismo…

Foto Vía Tripideas

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