Porqué la Guardia Suiza en el Vaticano

Siempre me llamó la atención el atuendo casi de saturday night de la Guardia Suiza que se aposta en el Vaticano, controlando todo lo que se cuece alrededor del Papa. Y, claro, en muchas ocasiones me hice aquella pregunta de… ¿una Guardia Suiza para proteger el Vaticano?, ¿no hay fuerzas del orden en Italia suficientes o qué?…

Pero, como en todo, la respuesta también su miga y su historia. La Guardia Suiza, para aquellos que no lo sepáis, es el ejército más pequeño y más antiguo del mundo. Está formada por 110 alabarderos, suboficiales, un comandante, dos tamborileros y un capellán.

Hoy en día se les entrena para usar distintos tipos de armas, como fusiles, espadas y alabardas. El uniforme que llevan fue diseñado en 1910 por el comandante Jules Rèpond, a partir de un boceto de Miguel Ángel, lo que lo convierte en una de las vestimentas militares más antiguas del mundo.

Los guardias suizos sólo comienzan a escoltar al Papa cuando llevan ocho años de servicio en el Vaticano. Viven en unos barracones que hay a la derecha de la Plaza de San Pedro, y sólo se les permite casarse si tienen graduación, edad mínima de 25 años y al menos tres años de servicio.

La historia de su presencia en el Vaticano se remonta al 22 de enero de 1506, cuando 150 mercenarios suizos, al mando del comandante Gaspar de Silinen, entraron en Roma y en el Vaticano para custodiar al Papa, Julio II, y las dependencias de los palacios vaticanos.

Y es que, según parece, en aquella época los suizos aún no tenían fama de hacer muy buenos relojes y muy buenos chocolates, sino de ser especialmente fieles y excelentes guerreros.

Precisamente, el 6 de mayo de 1527 pudieron dar fe con sus propias vidas de su inmenso valor y coraje. Ese día, miles de mercenarios alemanes y españoles entraron en San Pedro del Vaticano, a las órdenes de Carlos V. Allí se encontraron con la Guardia Suiza, que protegía en círculo al Papa Clemente VII.

En la contienda murieron 147 guardias suizos… Sin embargo, lograron acabar con más de 900 soldados imperiales de Carlos V. Toda una hazaña. El Papa pudo escapar con lo que quedaba de su Guardia Suiza hasta el Castillo de San Ángel, donde resistieron durante más de un mes.

Si esto que os contamos os ha llenado de valor y coraje, y queréis servir al Papa en su cohorte de Guardia Suiza, lo tenéis crudo. Para formar parte de esta guardia hay que tener la ciudadanía suiza, ser católico y estar soltero, tener entre 18 y 30 años, una estatura mínima de 1,74, y contar con un expediente irreprochable, que ha de venir firmado por el obispo de tu lugar de nacimiento.

Con estas premisas, ya no me extraña que sean tan pocos los que formen parte de la Guardia Suiza, ¿verdad?.

Foto Vía Protocolo Digital

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