Tipasa, ruinas romanas en Argelia

¿Romanos en Argelia?. Pues sí, que no os parezca raro porque hasta aquí llegaron los romanos, faltaría más. De hecho da buena prueba de ello la antigua ciudad de Tipasa, situada en la costa norte de Argelia, apenas a 68 kilómetros al oeste de Argel, la capital del país.

¿Y porqué nos dirigimos hoy hasta aquí?. Pues precisamente porque Tipasa es una más de esas ruinas romanas desperdigadas por el mundo, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1982. ¿Lo curioso?. Pues que todo el mundo la conoce como antigua ciudad romana, sin embargo fue fundada por los fenicios.

Su ubicación geográfica, magnífico puerto mediterráneo, la convirtieron desde siempre en una de las ciudades más importantes de la época. Hasta ella llegaron fenicios, romanos y bizantinos, atraídos por el mar y sus colinas, desde las que se tienen unas vistas increíbles del azul del Mediterráneo.

Precisamente las ruinas que podemos visitar en Tipasa se hallan enclavadas en las tres colinas de la ciudad. Como toda ciudad romana, ya os podéis imaginar lo que se puede ver, ¿no?. Cementerios, termas, un teatro y un anfiteatro… Pero claro, Tipasa se merece mucho más por nuestra parte.

Además de estos vestigios, podemos encontrar tres iglesias, la Gran Basílica, la Basílica Alexander y la Basílica de San Salsa (no es que fuera un santo muy sabrosón, ¿eh?). Lo más curioso de Tipasa radica precisamente alrededor de estas basílicas, en las que se pueden ver cementerios que aún albergan ataúdes hechos en piedra y cubiertos con mosaicos.

A las ruinas de Tipasa se puede llegar desde el puerto a través de unas escaleras de piedra. Fijaros en las maravillosas vistas que os ofrece el mar, porque Tipasa no es paraíso exclusivo de ruinas, sino una bella paleta de colores. Si tenéis la suerte de llegar a Tipasa con un gran sol en lo alto, disfrutaréis muchísimo.

Mar, montaña, flores y ruinas. Un espectáculo para los sentidos es lo que es hoy Tipasa. Un lugar de esos en los que gustas más en mirar que en ver. Es lo que tiene ser testigos del confín de los tiempos, ¿no?.

Foto Vía Cvltvre

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