Os tengo que ir empezando a contar algunos secretos. El primero de ellos es que tengo un vértigo acojonante, para ser claros. No me montéis en un avión para que mire por la ventanilla. Ni de coña. Ni me llevéis a la torre de la Catedral de Colonia para subir hasta arriba, y ver las alturas desde más de 160 metros. Lo lleváis claro…
Por eso, sólo de pensar el atravesar el puente colgante de Triftbrücke, en Suiza, me da algo. Apenas lo he visto en fotos, y unos segundos han bastado para decir: ni muerto, vamos… Porque Triftbrücke es, sencillamente, uno de los puentes colgantes más espectaculares que se puedan ver hoy sobre la tierra.
Está situado, cómo no, en los Alpes suizos, a unos cien metros de altura sobre el valle del glaciar Trift. Fue construido en el año 2004, al estilo de los puentes nepaleses de tres cuerdas. Aunque, debido a los fuertes vientos reinantes en la zona, tuvo que construirse otro puente en el 2009. Hoy en día es uno de los puentes colgantes construidos con cables más largos y a mayor altura de los Alpes.
El puente mide 170 metros de longitud, pero seguro que para cualquier turista que se precie parece mucho más, sobre todo si en ese momento lo está cruzando. Para llegar hasta él se puede tomar cómodamente el teleférico hasta el valle, o bien hacer un poco de senderismo.
Dicen que ni siquiera en las peores condiciones climatológicas, nevadas o fuertes vientos, el puente se mueve o se tambalea, gracias a los cables fuertemente tensionados con los que está hecho. Los 24 anclajes del puente están introducidos a una profundidad de dos metros y medio en la roca.
Cuando el puente se construyó, se colocó en él una carga de unas 18 toneladas de peso, para ver si aguantaba. Por lo que puede verse, el tipo aguantó tranquilamente. Pero aún así, lo dicho, ni muerto, vamos. Debe ser una experiencia alucinante, ¿verdad?.